Jornada 27 de la Liga Endesa

El Barça se apropia del Clásico y el liderato

Musa
Musa escapa de Kalinic. (ACB)

El Barcelona es el nuevo líder de la Liga Endesa después de imponerse este domingo al Real Madrid en el Clásico de la jornada 27 (97-82). Tras un primer cuarto de dominio blanco, el equipo azulgrana fue bastante superior durante el resto del encuentro en el Palau Blaugrana y se impuso con Mirotic (23 puntos) y Satoransky (18) como mejores hombres. No bastó la fe de Dzanan Musa (24) y Guerschon Yabusele (19) en un rival que acusó la baja de Deck y la eliminación de Tavares. La superioridad local al rebote así lo reafirmó (42-25).

Combate a puños despejados desde el principio. Empezó el Barça con dos derechazos desde el perímetro de Abrines y Mirotic (10-4), pero el Madrid espabiló rápidamente de la mano de Mario Hezonja. Los ex siempre se toman estos Clásicos con una intensidad especial. El croata encadenó un triple estratosférico y un par de penetraciones. Suya fue la autoría del parcial de 0-12 que empleó el Madrid para irrumpir en el Clásico (15-22, min.9).

El Barça parecía noqueado y encima perdía a Higgins para el resto del partido por un problema de espalda.  Con Poirier de baja y Tavares en el banquillo, la táctica de Jasikevicius era clara: llenar de tonelaje la pintura. Pero el Madrid supo moverse bien en ese nuevo escenario, sobre todo Musa, celestial en el juego exterior. El bosnio las anotaba de todos los colores y se marchaba al descanso con 16 puntos en su casillero.

Yabusele era el otro martillo percutor en manos de Chus Mateo, que recuperaba a Sergio Llull una vez superada su lesión. Satoransky leía bien la falta de ritmo del balear para castigarle el lomo y Mirotic también iba sumando poco a poco. Entre todos los protagonistas empezaban a pintar un Clásico eléctrico y divertido. La derrota del Baskonia en Tenerife había servido el gancho perfecto en forma de liderato para el ganador. Con un parcial de 7-0, el Barça ganó los vestuarios con ventaja mínima (47-46).

El Barça percute…

Arrancó el tercer cuarto con una mala noticia para cada equipo: Vesely también caía lesionado y Tavares cometía su tercera falta personal. El africano tenía que defender con una marcha menos y el Barça lo rentabilizaba al momento para intentar la escapada. Abrió el zafarrancho un ‘3+1’ de Abrines y Chus Mateo tuvo que parar el encuentro antes de que fuera demasiado tarde (61-50, min.25).

Pendía de un hilo el Madrid. Sin su bastión en el juego interior y con un errático Williams-Goss en la dirección de juego, empezaba a disfrutar de lo lindo y eso siempre es una mala noticia para el rival. Y hablando de ex, Mirotic se sumó a la carga para estirar aún más al Barça en el marcador (70-56). Mateo no paraba de mover el banquillo, pero se le resistían las soluciones.

El Madrid había entrado en uno de sus bucles peligrosos y Tavares volvía a ser víctima al cometer la cuarta personal. Taponó a Paulí, pero llegó Nnaji para barrer la jugada y le metió un mate en la cara. Una jugada tan simbólica como importante. Los blancos habían encajado 61 puntos entre el segundo y el tercer cuarto. Así era inevitable que llegaran al último seriamente heridos (78-63).

…y al Madrid no le alcanza la reacción

Pero tirar la toalla no entraba en los planes de los blancos. Yabusele coronó el arranque de orgullo de su equipo con un alucinante ‘alley-oop’ en la cara de Nnaji, que tomaba una ración de su propia medicina. El corpachón del francés tiraba de todo su equipo, que firmaba un parcial de 0-11 en un plumazo. Quedaban siete minutos por disputar y la emoción había vuelto al Palau Blaugrana (78-74).

Al Barça le crecían los enanos en forma de lesiones: Abrines también se tenía que bajar del partido por un giro de su rodilla izquierda con muy mala pinta… Otro que ya volvería a jugar era Tavares, eliminado por faltas personales. Laprovittola hacía magia y se le volvía complicar mucho al Madrid a falta de medio periodo (85-74).

El Madrid volvió a enredarse en batallas personales, muy alejado de un juego de equipo eficaz, y el Barça lo aprovechó para hacer sangre en los minutos finales. Dos cómodos contraataque cerrados con mate de Satoransky y bandeja de Mirotic fueron el epílogo de un Clásico de dos caras: igualado hasta el descanso y muy decantado del lado culé desde entonces.

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